8 de mayo de 1819. Falleció tras tres días de
intensa fiebre el diputado del Congreso de Angostura doctor Manuel Palacio
Fajardo. El Correo del Orinoco, del cual
era redactor, publica en su edición 31 del 15 de mayo, la siguiente Necrología:
“Venezuela llora la muerte de uno de sus más distinguidos hijos: el honorable
representante Manuel Palacios, quien
falleció en la mañana del 8 del corriente después de tres días de
fiebre, y a consecuencia de un aneurisma en la aorta, a la edad de 32 años.
Nació el Señor Palacio en Villa de
Mijagual en la Provincia de Barinas; fue educado en el seminario de Mérida; y
la Universidad de Santa Fe premio sus distinguidas tareas literarias con los
grados de Doctor en ambos derechos y en medicina. Allí fue también recibido de
abogado por la Audiencia de aquel Virreinato.
Su amor a la justicia y su amor y
compasión por la humanidad, que tanto lo distinguieron, lo hicieron sobresalir
desde el principio entre los que han
trabajado por sacudir el opresivo é ignominioso yugo de la España; y el primer
Congreso de Venezuela se gloriaba de ver en su seno a tan ilustre joven.
Cuando perdida Venezuela a
consecuencia del espantoso terremoto de
1812, se ocupaba la Nueva Granada de los medios de liberarla del pérfido y
feroz Monteverde, Palacio fue uno de los diputados enviados a Estados Unidos, y
a las principales Naciones de la Europa a solicitar los recursos que
necesitábamos para hacer la guerra con suceso. Su misión fue tan fructuosa como
podía esperarse: y su predilección a la ciencia que más consuela la humanidad
doliente, encontró allí un pábulo que pudiera saciar sus deseos. Se distinguió
principalmente en la química y en la medicina: lo trataban con singular aprecio
los literatos que eran testigos de su aplicación, de sus conocimientos, y de
sus virtudes; más combatíase aun contra los tíranos en su país natal, y lo
vimos abandonar la dulzura de una sociedad
ilustrada, y el recreo de los sabios, y llegar a nuestros costas en un
buque cargado de materiales para el triunfo.
Estuvo ocupado desde su llegada en
destinos públicos. El segundo Congreso
de Venezuela lo contó también entre sus miembros al ver lo que podía aportar su
experiencia, los viajes, y el estudio. Fue nombrado por el Gobierno Supremo Secretario de Estado y de Hacienda, y en el
Ministerio, así como en el resto de su vida pública, se le vio siempre
magistrado proactivo, diligente. Pocos momentos de ocio podían quedar a quien
era de los principales encargados de nuestro edificio público. A costa de vigilias y privaciones en su vida
privada, Palacio tenía siempre tiempo para ir a consolar al enfermo y éste
encontraba siempre en él todo auxilio médico, dado con el interés y la bondad
de amigo.
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