Jorge de Villalonga
27 de mayo de 1717, fue erigido por real cédula, el virreinato del Nuevo Reino de Granada
y Venezuela. Hasta entonces habían existido
en América dos grandes virreinatos, el de Nueva España o México y el del
Perú. Luego vinieron los de Nueva
Granada y el de la Plata que al igual que los otros estuvieron políticamente
integrados por Audiencias, Provincias, Adelantamientos y Consejos. En lo religioso y espiritual formaban
Arzobispados, Obispados, Parroquias, Curatos y Provincias de las Ordenes
religiosas.
Nueva Granada y Venezuela dependían
antes del virreinato del Perú. La
extensión que ocupó el virreinato de Nueva Granada correspondía a los
territorios de las actuales Repúblicas de Venezuela, Colombia y Ecuador. La capital era la ciudad de Santa Fe de
Bogotá.
El primer Virrey de la Nueva Granada
fue Jorge de Villalonga, conde de la Cueva, mal gobernante. Asumió el cargo en 1719 y al año siguiente el
Virreinato fue suprimido.
El virrey era el representante
directo del monarca y ejercía el gobierno en nombre de él, con facultades
suficientes pero no omnímodas.
En 1739 se restableció el Virreinato
de Nueva Granada con Sebastián de Eslaba
como Virrey. Los virreyes de Nueva
Granada de 1739 a 1810 fueron Sebastián de Eslaba; José Alfonzo Pizarro, José
de Solís Folth de Cardona, Pedro Mesía de la Zerda, Manuel de Guirior, Manuel
Antonio Flores Maldonado, Juan de Torrezar Díaz, Antonio Caballero y Góngora,
Francisco Gil de Taguara, José de Espeleta, Pedro Mendilueta y Antonio Amar y
Borbón. Entre los virreyes que
gobernaron con rectitud se destacaron Sebastián de Eslava, José Alfonzo
Pizarro, José Solís Folth de Cardona, Manuel Antonio Flores Maldonado, Antonio
Caballero y Góngora y Mesía de la Zerda.
A este último le correspondió cumplir con la orden de la expulsión de
los jesuitas en 1767.
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