19 de Enero de 1820. El Congreso de Angostura concedió a su
Presidente, Francisco Antonio Zea, así como a la esposa e hijos de éste, una
propiedad por valor de cincuenta mil
pesos, o su equivalente en efectivo,
antes de su viaje oficial a Europa, en vista “de los peligros y males a
que se va a exponer, y en atención, a la
justicia de la solicitud, méritos, servicios y virtudes del señor Zea, su
infatigable celo y amor por la estabilidad de la República, sus constantes
tareas a este objeto”.
La
necesidad de fortalecer las relaciones exteriores y obtener empréstitos para
organizar la República, llevaron al Libertador a comisionar a Zea para una
misión diplomática ante la Santa Sede y los gobiernos de la Gran Bretaña,
Suecia, Países Bajos y Francia.
Los
amplios poderes otorgados a Zea el 24 de diciembre de 1819, lo facultaron para
designar diplomáticos residentes o extraordinarios en las naciones que dieran
el reconocimiento de la independencia de Colombia, y en la misma forma, la
contratación de un empréstito que no excediera de 5.000.000 de libras
esterlinas, para cubrir las deudas de la guerra, fomentar la agricultura y el
adelanto material del país en su etapa
inicial de organización y consolidación.
La
misión tuvo dificultades en sus gestiones diplomáticas en la Gran Bretaña,
entre otros factores, porque a su
llegada fue asediado por numerosos acreedores de Colombia, entre ellos, Charles
Herring, William Graham y otros quienes reclamaron el pago de las deudas
contraídas por la obtención de materiales de guerra, barcos para la armada y
organización de la Legión Británica
En
un ambiente poco favorable para solicitar ayuda financiera, Zea realizó
gestiones para nuevos empréstitos, los cuales fueron desaprobados por el
gobierno por sus condiciones desventajosas debido a los altos intereses y al
descuento inicial del 20 por ciento.
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