7 de febrero de 1686. Capuchinos catalanes que desde el principio estuvieron trabajando con los capuchinos de Aragón en la Misión de Cumaná, demandaron ante el Rey un territorio propio para sus actividades religiosas y civilizatorias y lograron mediante Cédulas Reales del 7 de febrero de 1686 y 29 de abril de 1687, establecerse en la Isla de Trinidad aunque sus aspiraciones alcanzaban hasta la Provincia de Guayana, lo cual no fue posible sino en 1734 mediante Concordia con los franciscanos observantes. De Píritu y los jesuitas del Orinoco.
En la Provincia de Guayana, el territorio de los capuchinos catalanes quedó demarcado desde Angostura, siguiendo el río Orinoco por la banda derecha y por la boca grande hasta el mar. Hacia el Sur, una línea ideal al río Amazonas. Hacia la Guayana entonces holandesa no se especificaba término alguno.
Los indígenas a reducir por los capuchinos en ese territorio adjudicado se denominaban caribes, guayanos (pariagotos), guaicas, arinagotos, panacayos, sálibas, aruacas y guaraúnos.
En 1714, los misioneros declararon terminada su labor de reducción y entregaron las misiones al prelado de su jurisdicción que era el Obispo de San Juan de Puerto Rico, dando paso a las Doctrinas.
En 1725, estas misiones en Guayana trajeron ganado desde Barcelona que se multiplicó extraordinariamente. Fue ésta una idea valiosa y bastante acertada del Primer Prefecto misionero Tomás de Santa Eugenia.
Entre las primeras Misiones fundadas por los capuchinos están Purísima Concepción de Suay, (1724), San Antonio del Caroní (1725), Nuestra Señora de los Ángeles del Macario (1730), San José de Capapui ( (1731), San Francisco de Altagracia (1731), San Miguel del Palmar (1734), Divina Pastora del Yacuario (1737), San Miguel de Unata ( (1739), Nuestra Señora de Monserrat del Miamo (1748), San Miguel del Carapo ) (1752), Nuestra Señora del Rosario de Guasipati (1757) y San Ramón de Caruachi (1763).
No hay comentarios:
Publicar un comentario