viernes, 3 de mayo de 2013

La Batalla Fluvial de Sorondo



12 de febrero de 1812.  Zarpó de Cumaná una expedición de 32 cañoneras mandadas por el alférez de navío Felipe Estevez, secundado por Juan Bautista Bideu.  Su objeto era penetrar el Orinoco para en combinación con fuerzas de tierra apostadas en Soledad, Santa Cruz del Orinoco y Barrancas, tomar la  ciudad de Angostura, capital de la Provincia de Guayana que había sido objeto de un golpe militar luego de un mes de haberse pronunciado a favor de la Junta Supremo de Caracas surgida tras el evento del 19 de Abril de 1810.
            Estas fuerzas entraron en el Orinoco y se dirigieron a Barrancas y  fortalezas de la Antigua Guayana.  Sus acciones se llevaron a cabo en coordinación con las fuerzas de tierra a cargo del coronel Manuel Villapol, en Barrancas. Para neutralizar la ofensiva de Estevez marchó una flotilla realista bajo el mando del oficial de marina Francisco de Sales Echeverría, quien fue derrotado el 27 de febrero  en el caño Macareo. Los realistas regresaron a las fortalezas de la Antigua Guayana, y el 25 de marzo zarparon nuevamente estas fuerzas, integradas por 6 goletas y 10 lanchas cañoneras; a bordo de estos buques iban 500 soldados de infantería. No habían transcurrido 2 horas cuando fueron avistados los republicanos en la ensenada de Sorondo.  La infantería de Villapol se hallaba situada en el cerro de Sorondo en la margen izquierda del Orinoco. La escuadrilla de Guayana avanzó sin disparar hasta la distancia de unos 100 m de la republicana y entonces inició intenso fuego de bala y de metralla, lo cual obligó a la flota de Estevez a replegarse hasta el pie del cerro, donde formó nuevamente y reanudó el fuego. En este primer día de combate, los realistas destruyeron 6 naves cañoneras que les cerraban el paso del río y con esta acción pusieron sus buques en condiciones de cortar la retirada de los republicanos. Durante la noche la gente de Estevez se ocupó en la construcción de una batería en la margen del río, al pie del cerro; trabajos ejecutados bajo hostigamiento. El 26 al amanecer (Jueves Santo), fue la última batalla que terminaron perdiendo los republicanos. En manos de los realistas quedaron más de 20 lanchas; 2 goletas inglesas, 1 bergantín; más de 40 cañones de diversos calibres; 39 quintales de pólvora en barriles y mucho armamento menor      

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