4 de abril de 1947. Un grupo de geólogos venezolanos y norteamericanos pusieron al descubierto los inmensos yacimientos de hierro de la serranía La Parida, a 80 kilómetros al Sur de Ciudad Bolívar, y bautizaron su cúspide de 70 metros de altura con el nombre de Cerro Bolívar. La explotación de estos yacimientos años más tarde dio lugar al nacimiento de dos nuevas ciudades en Guayana: Ciudad Piar construida al pie del Cerro Bolívar y Puerto Ordaz en la confluencia de los ríos Orinoco y Caroní.
El
hierro, sin embargo, se conocía en
Guayana y Venezuela desde los tiempos de la Colonia como lo demuestra una forja
del siglo dieciocho descubierta en el fundo Mundo Nuevo, propiedad de los
hermanos Sánchez Negrón, a pocos kilómetros de Ciudad Bolívar.
Las
primeras concesiones de hierro las otorgó el Gobierno de Venezuela en 1883 al
sur del Territorio Delta Amacuro y cinco años más tarde se efectuaron las
primeras exportaciones con destino a Baltimore desde las minas de Manoa.
El interés por estas minas se perdió en 1914 y fue sólo después de la Segunda Guerra
Mundial cuando la atención se volvió a volcar, ya no concretamente sobre las
abandonadas minas de Manoa sino sobre otros puntos donde los afloramientos del
importante mineral eran más manifiestos.
Simón Piñero, comisionado de Eduardo Boccardo, descubrió las minas del
sector de El Pao que después fueron explotadas por la Iron Mines. Los doctores Guillermo Zuloaga, E. Burchard y
Manuel Tello, entre otros, estudiaron y dieron cuenta de la formación Imataca y
el geólogo Mack C. Lake, a la cabeza de un grupo de ingenieros y geólogos de la Oliver Iron Mining Company,
descubrió los yacimientos del Cerro La Parida y más tarde los de la Grulla y
Piacoa al Este del Río Caroní.
Las
concesiones de la Oliver pasaron en 1949 a la Orinoco Mining Company que inició
en Venezuela la exploración del hierro en gran escala y la mantuvo hasta 1975
cuando fue nacionalizada y entregada a Ferrominera, empresa del estado
venezolano.
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