25 de marzo de 1841.
Terminada y bendecida la Catedral de Ciudad Bolívar, un año antes de finalizada
la gestión episcopal de Monseñor Mariano Talavera y Garcés, para darle paso a Monseñor Mariano Fernández
Fortique, quien designó una Junta formada por el Vicario Fray Arcángel de
Tarragona, Santos Gáspari y Merced Ramón Montes para gestionar la terminación
de la Torre.
Talavera y
Garcés se posesionó de la Diócesis en marzo de 1830 en pleno proceso de la
separación de Venezuela de la Gran Colombia que culminó el 22 de septiembre de
ese año con la aprobación de la Constitución del país. Monseñor Talavera se resistió a jurar esta
Constitución y por ello fue expulsado a Trinidad el 21 de enero de 1831. Allanadas las dificultades, regresó a
Angostura y en 1832 y conjuntamente con el Gobernador Pedro Volasteros produjo
un documento dirigido a llamar la atención del Gobierno de Páez y autoridades
religiosas en torno al estado de la principal iglesia de Guayana.
“Esta Capital –decía el documento- sólo
tiene un templo principiado de magnífica
arquitectura y regular capacidad, faltándole únicamente el techo y alguna
pequeña obra en su sacristía. Más de 40 años han transcurrido después de su
fundación bajo el Gobierno de Centurión,
y ni los impulsos religiosos, ni los de un pueblo civilizado, han prestado
hasta ahora movimiento al ánimo para perfeccionarlo en obsequio del Altísimo. Bajo un caney de azotea se adora el Creador,
y las oraciones dulces y fervorosas escasean, y se oprimen por su calurosa y
estrecha capacidad. Una plaza mal
situada existe al lado de estas fábricas, en su primitivo estado, llena de
peñascos, basuras y montes, pastando allí las bestias”.
Ante tan
penosa situación, Monseñor Talavera puso
en juego todos los recursos de su influencia y dignidad para de una vez por
todas concluir la Catedral. Logró
recabar entre los fieles de una población de ocho mil almas, 19 mil pesos con
los cuales la Catedral, sin la Torre, fue concluida y bendecida el 25 de marzo
de 1841.
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