31 de octubre de 1909. Guayanés de una vasta trayectoria
intelectual. Abogado, pedagogo,
periodista y autor de una reconocida obra ensayística en la que abordó todos los temas de la
realidad nacional. Director de la
revista Oriflama y del diario El Nacional de Caracas, Director de la Facultad
de Humanidades de la UCV y Premio
Nacional de Periodismo.
Nació
para vivir 79 años, pues falleció el primero de julio de 1988 “sin arterioesclerosis en las ideas y mucho
menos en la pluma” como bien lo señaló en su oportunidad el periodista
Francisco Salazar Martínez.
Estudió
secundaria en el Colegio Federal de Guayana
y perteneció a la generación de
guayaneses que junto con Héctor Guillermo Villalobos, Ricardo Archila, José
Miguel Gómez Rengel, Juan Alberto Gambús, Jorge Figarella, Pablo Ruggeri,
Herman Meinhardt y Carlos Tinoco Rodil se distinguieron en el campo intelectual
y democrático en la última década de la dictadura gomecista. Desde el Centro Estudiantil del Colegio le
tocó dirigir la revista Oriflama, publicada mensualmente entre 1926 y 1928 y
que no obstante su calidad puramente literaria, sirvió de respiradero a las
ideas democráticas y antiimperialistas.
Se alejó de
Ciudad Bolívar al dejar el Colegio Federal para ingresar a la Universidad
Central de Venezuela en donde cursó y
alcanzó el doctorado en Ciencias Políticas. De aquí pasó a fundar en calidad de
director el Liceo Fermín Toro de donde salió para asumir la dirección del
Ministerio de Educación. Ese mismo año
aceptó la jefatura de Provincia del diario El Nacional y dos años después se
encarga de la dirección del mismo diario de Puerto Escondido al tiempo que
cursa Humanidades y Educación hasta
graduarse en la mención periodismo impreso formando parte de la primea
promoción de esa Escuela.. En 1957 dejó la dirección del diario El Nacional
para hacer equivalencias en algunas materias y graduarse de abogado. En 1958 tras el derrocamiento de la dictadura
del general Marcos Pérez Jiménez se incorpora
como docente en la Universidad Central de Venezuela llegando a ser
decano de la Facultad de Humanidades.
Juan Francisco Reyes Baena fue un humanista
militante y en esa dirección estuvieron encausados sus escritos y lecciones.
Afirmaba que “toda ciencia debería ser
humanística, pues tanto las ciencias sociales como las experimentales tienen
que orientarse hacia la eliminación de la miseria y la ignorancia, la desigual
distribución de las riquezas y la aceleración del proceso de liberación de los
pueblos”.
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