18 de julio de 1817. Los sostenedores de Angostura al fin se rindieron al ejército patriota y el general José Francisco Bermúdez, comandante del sitio, pasó a tomar posesión de la ciudad luego de haber sido abandonada por el Brigadier Miguel de La Torre, familias y los restos de su ejército.
La Torre antes de rendirse se dirigió a los habitantes de la ciudad en estos términos: “Señores: en circunstancias como éstas, conviene oír el consejo de todos los leales defensores de Guayana. Con hombres como vosotros, si tuviéramos que comer, sostendríamos esta ciudad por España durante diez años contra todo el poder de los rebeldes del Continente. Pero contra un hambre de cuatro meses no hay héroes. Señores: Guayana ha hecho todo cuanto cabe dentro del poder humano por mantener en sus torres el pabellón español, a cuya sombra nació y fue feliz. No hay posibilidad de prolongar más la lucha con hombres que caen muertos de extenuación al lado de nuestros cañones. El problema que hay que resolver ahora es abandonar la plaza sin caer en las garras del enemigo”.
Durante la campaña de Guayana el ejército libertador no le fue posible tomar su capital Angostura a sangre y fuego como varias veces lo intentó. La ciudad era prácticamente inexpugnable, la rendición fue posible mediante el sitio de cuatro meses. Cerradas todas las vías de comunicación fue imposible a sus habitantes abastecerse para subsistir y sostener la defensa. Se rindieron por hambre. En la ciudad no quedó burro, mulo, gato ni rata que los habitantes no se comieran. Hasta el corcel del Brigadier hubo que sacrificar y los cueros que había en los almacenes fueron guisados como mondongos. Los auxilios prometidos por Morillo para defender la ciudad nunca llegaron y del 16 al 17 se procedió a la retirada a bordo de las corbetas, bergantines y goletas fondeadas en el puerto. Al día siguiente Guayana era libre y sería desde entonces libre para afincar la libertad del continente. (AF)
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