17 de julio de 1817. Luego de cuatro meses de sitio y estragados por el hambre que los llevó a consumir los mulos, los burros y el ganado caballar, los angostureños se repartieron finalmente unas raciones de cacao y azúcar primero, y de cacao sólo después más dos dedos de ron. No quedó en la plaza ni gato ni rata que no comieran. Ya extenuados y enfermos, sin fuerza para resistir, el Brigadier La Torre abandonó para siempre el 77 de julio de 1817, la ciudad de Angostura, llevándose en varias goletas, bergantines y cañoneras, la escasa guarnición, las familias, el parque de guerra y los archivos. Inmediatamente después entraron los ejércitos patriotas.
La provincia de Guayana quedó totalmente liberada el 3 de agosto de 1817, cuando las Fortalezas San Francisco y el Padrastro fueron abandonadas por las fuerzas del Brigadier La Torre tras el sitio riguroso impuesto por los patriotas.
La Torre embarcado en la corbeta Mercedes se refugió en Granada, mientras otros lo hicieron en Cumaná, La Guaira y Trinidad. De cuarenta buques grandes y pequeños, solo pudieron escapar cinco. Todos los demás cayeron en poder de los patriotas con más de mil prisioneros a su bordo, españoles y criollos de la provincia. El Obispo José Bentura y Cabello que viajaba con otros sacerdotes en una de esas embarcaciones no pudo resistir la navegación y falleció cerca de la isla Papagayo donde fue sepultado.
Antes de que esto ocurriese, el Libertador complació al General Piar expidiéndole Pasaporte para trasladarse a cualquier lugar del territorio de la República o del extranjero (30 de junio) y así mismo estuvo a punto de perder la vida en Casacoima sorprendido por un comando realista mandado desde las Fortalezas.
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