5 de agosto de 360. Ocurrió un hecho muy singular en una de las siete colinas de Roma, específicamente en el Monte Esquilino: sorpresivamente siendo verano, el monte se cubrió de nieve y apareció como un espejismo la imagen de la Virgen María, pero sólo fue testigo presencial del increíble suceso una pareja matrimonial de nombres Juan Patricio y Licina Ignova, pareja romana muy próspera, pero inconforme por no lograr la concepción de un heredero que luego tuvo y que la pareja atribuyó como milagro a esa aparición.
La imagen de la virgen romana fue entronizada en una Basílica erigida por la pareja en el Montes Esquilino y la devoción se extendió a España conquistada por Roma y de España se extendió a la Américo con los españoles y se insertó en Guayana en tiempos de don Antonio de Berrío, fundador y primer gobernador de la provincia. Pero Antonio de Berrío no la introdujo sino los inmigrados que vinieron en número de dos mil, en la expedición –la más numerosa- del capitán Domingo de Vera Irbagoyen, a quien Berrío había enviado a la península en 1596 en busca de recursos y gente con voluntad de construir una ciudad.
La Capital de la provincia se hallaba en ciernes desde el 21 de diciembre de 1595, no reconocía a otro patrono religioso que al apóstol Santo Tomás, célebre por su manifiesta incredulidad acerca de la resurrección de Cristo, de la cual no se convenció hasta tocarle las heridas.
De suerte que en materia de religión y fe se operó una modificación patronal otorgando a Santo Tomás la potestad de ser el patrón de Guayana y a Nuestra Señora de las Nieves patrona de la capital Santo Tomás de la Guayana hoy Ciudad Bolívar, donde el ritual de las festividades se contagia con la crecida del río y la Pesca de la Sapoara
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