22 de Febrero de 1756. El más productivo
discípulo de Linneo, autor del sistema de clasificación de las plantas,
falleció en las Misiones del Caroni, en el curso de una labor científica que lo
distingue como representante del desarrollo moderno dentro de las
investigaciones de las ciencias naturales.
Pedro
Loefling, primer expedicionario científico enterrado en América, exactamente en
Guayana, era oriundo de la tierra de la Escandinavia. Allí en la orilla del
Caroni, donde quedó para siempre fulminado por la fiebre, la CVG levantó un
Parque con su nombre y, más tarde, Suecia, agradecida, envió a los niños de
Ciudad Guayana un Troll de madera
tallado por el escultor Karsten Brunlans, ubicado cerca del árbol de acero de
Alejandro Otero en el Parque de la Navidad.
Pedro
Loefling llegó a los Castillos, el 29 de abril
de 1755 en el curso de la Expedición de Límites al mando de José de
Iturriaga. Loefling venía asistido de los médicos catalanes Benito Paltor,
Antonio Condal y los dibujantes Bruno Salvador Carmona y Juan de Dios Castel.
El
botánico sueco trajo consigo, además de imprescindibles textos de botánica, un
microscopio (el primero introducido en Venezuela), un termómetro, una balanza
hidrostática y otros instrumentos facilitados por la Academia de Ciencias de su
país.
En
los Castillos se estableció cuando
comenzaba a desatarse la estación lluviosa, lo que no frenó su actividad. Procuraba aumentar su colección botánica de
600 muestras empezada en territorio de Nueva Andalucía, sin descuidar la
zoológica que le permitió conocer una Danta y sorprendentemente, una culebra de
dos cabezas. (amphisbaena) que
Gumilla había descrito antes como del grueso del dedo pulgar y tarda en sus
movimientos, los cuales podía realizar según el sentido que le diera cualquiera
de las dos cabezas.
De
Loefling se apoderó entonces una actividad desenfrenada. Apenas un poco
tranquilo por las noches, si no lo molestaban las plagas. Se levantaba muy
temprano y lo sorprendía la noche a veces solo caminando la sabana o
saliendo de la montaña. Repetidamente
visitaba las misiones religiosas cercanas llegando hasta la de Capapuy. Exploró
el curso del Caroni, se detuvo en
Murucuri, Aguacagua y Altagracia, donde hizo estancia en procura de la
quina.
En
Guayana terminó la existencia de Pedro Loefling, pero comenzó la gloria
presentida en el párrafo de una carta a su maestro: “Ya he formado la resolución con
el favor de Dios de ir a donde me envíen, pues prefiero la gloria del viaje en
países distantes a la sujeción de permanecer en un paraje”.
@Piocid
Gracias por tan valioso dato histórico. Vivo a escasos metros de la entrada del parque Loefling (hoy descuidado como todo en Venezuela), pero en el que es fácil apreciar la naturaleza que cautivó al sabio sueco.
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