13 de marzo de 1885. El explorador francés Jean Chaffanjon llega
junto con sus ayudantes, a caballos, al Cuchivero en el curso de una expedición
por el Orinoco y el Caura iniciada el año anterior para realizar un estudio
natural de la región por instrucciones del Ministerio de Educción de su país.
En esta la primera de tres expediciones, cuenta que el Cuchivero es un río
profundo y muy encajonado, bordeado de arcillas y aluviones de 7 metros de
alto, y que discurre sobre un fondo formado por granitos y con mica blanca y
amarilla. Decide atravesar el río. Primero cruzan los caballos que nadan al
lado de la chalana y después pasan ellos.
Las
montañas del Cuchivero, c uya base está escondida por depósitos de arenisca
cuarzosa y aluvión, están formadas por afloramientos graníticos. Entran en un pequeño valle al sur y
encuentran 23 viviendas ocupadas por 94 habitantes dedicados a la ganadería y a
la recolección de la sarrapia. Estos
habitantes comercian con los Panares que al final de cada temporada vienen a
traer sus productos y sus cosechas.
Nadie
ha hecho la ascensión a la cumbre de las montañas y cuando Jean Chaffanjon se
lo propuso y para lo cual solicitó un guía todos se pusieron a reír y le
aseguraron que la montaña estaba infectada de tigres y poblada de
espíritus. Sin embargo, a fuerza de
promesas logró que un guía lo acompañara.
Dice
Chaffajon que no consiguió huella alguna
de tigre. En cambio la subida resultó
tan difícil que estuvo a punto de desistir.
Por fin alcanzó la cumbre para disfrutar un paisaje realmente encantador
con el Orinoco al sur que parecía una cinta de plata.
Visitó
también la Gruta de la Chicharra, a 2 kilómetros del caserío,
visitada por jaguares, llena de
petroglifos y de guijarros entre los cuales brota un hilo de agua de manantial
que es muy buena para beber y a la que los moradores atribuyen virtudes
particulares.
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