11 de Noviembre de 1866. Murió en la ciudad de Caracas, el Obispo de
la Diócesis de
Guayana (1842-1854) Monseñor Mariano
Fernández Fortique. Exonerado de su apostolado, llegó a ser Presidente
del Congreso de la República, pero en abril de 1854 renunció a la mitra y quedó
como Deán de la Catedral de Caracas. Fue
consejero de José Antonio Páez en su gobierno de 1862. Era nativo del Consejo (1790) del Estado
Aragua y fue en 1842 preconizado Obispo de la Diócesis de Guayana por el Papa Gregorio XVI y posterior
consagración por el Arzobispo de Caracas, Dr. Ignacio Fernández Peña.
Monseñor Fernández Fortique, hijo de José Antonio
Fernández y de Teresa Fortique, cursó estudios en el Colegio del Seminario
Santa Rosa de Lima, ya entonces Real y Pontificia Universidad de
Venezuela. Ordenado sacerdote en 1815,
sirvió en las parroquias de San Diego de los Altos y en la parroquia San Pablo
que entonces tenía su sede en lo que es hoy el Teatro Municipal de Caracas.
Hizo su
entrada a la ciudad de Angostura en la Navidad de 1842 con mejor suerte que su
antecesor pues desde el Vicariato de Cumaná le habían enviado 22 sacerdotes
para cubrir las necesidades de la provincia, especialmente de las Misiones,
abandonadas y desasistidas desde la matanza de los misioneros.
Monseñor no se quedó fijo
sino que inmediatamente, el 3 de agosto de 1842, después de nombrar
Vicario Foráneo a Fray Arcángel de Tarragona, emprendió gira pastoral por todos
los pueblos de la Diócesis en compañía de su Secretario Silvestre Guevara y
retornó a los dos años y siete meses, es decir, el 14 de mayo de 1846, poco
antes de que el Congreso Nacional decretara el cambio de nombre de Angostura.
Ya en Angostura, designó una Junta integrada por el
Vicario de Tarragona, Santos Gaspari y Merced Ramón Montes para que procuraran
los recursos dirigidos a terminar la construcción de la Torre de la Catedral,
lo cual se materializó durante el provisorato del sacerdote Silvestre Guevara.
Este cuarto Obispo de la Diócesis echó las bases de un
Seminario en Guayana para lo cual logró, gracias a su condición de Senador, que
el Congreso aprobase 2 mil pesos anuales a los que se sumaron donaciones
voluntarias como la de Manuel Machado, quien legó en su testamento 2 mil pesos,
lo cual hizo posible la ordenación de 22
sacerdotes de la provincia que vino en buena hora a cubrir las vacantes dejadas
durante el lapso 1844 a 1854 por igual número de sacerdotes fallecidos. Entre
los sacerdotes ordenados estaban el Pbro. José Leandro Aristeguieta, pariente
cercano del Libertador, quien llegó a ser Deán de la Catedral y Vicario
Capitular de la Diócesis de Guayana, cargo vacante por el ascenso de Guevara y
Lira al arzobispado de Caracas.
Durante el provisorato de Aristeguieta se terminó de construir
la Torre de la Catedral e igualmente se
levantó el Templo de Santa Ana en la entonces llamada calle Amazonas hoy Guzmán
Blanco, sobre una casa donada para tal fin por la señora Ana María Méndez de
Pulido, según documento público del 31
de enero de 1856. Vino a ser la segunda iglesia de la ciudad y fue bendecida
por el Obispo entrante doctor José Manuel Arroyo y Niño.
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