9 de Noviembre de 1974. El Congreso Nacional a proposición de Roberto Olavarría dispuso bautizar la Presa
de Guri con el nombre del doctor Raúl Leoni.
Disposición ejecutada por el Presidente de la República Carlos Andrés
Pérez al develar la siguiente leyenda grabada en placa de bronce: “La
representación nacional, como justo homenaje al ciudadano doctor Raúl Leoni,
quien prestó a Venezuela distinguidos
servicios que le hacen acreedor al reconocimiento de su pueblo, dispone la
denominación de la Presa de Guri, Presa Raúl Leoni, obra clave de nuestro
desarrollo inaugurada durante su gestión como Presidente de la República y
enclavada en su Estado natal”.
Efectivamente
bajo la gestión del Presidente Leoni se desarrolló significativamente la Presa
de Guri y concluyó la primera etapa que hizo posible ponerla en operación el 8
de noviembre de 1968. En el acto
inaugural el Presidente Leoni dijo: “Esta no es una obra para nosotros ni para
hoy. Es para todos los venezolanos y
para muchos años. No es la obra para una
región ni para determinados hombres, ni para algunas industrias. Es para toda Venezuela. Para todos los habitantes de Venezuela y para
todas las actividades donde sea útil”.
Es evidente
que una obra de esa magnitud, no se habría hecho realidad si como lo postuló
Rómulo Betancourt, la continuidad administrativa no hubiese estado vigente.
Cada gobierno en su oportunidad, apoyó en el dominio de sus posibilidades el
desarrollo y explotación del potencial hidroeléctrico del Caroní. De allí que
siempre se halla afirmado que Guri es una obra de la democracia y para la
democracia.
El 8 de
noviembre de 1986 se concluyó totalmente
el Proyecto Guri, con su dotación de 20 unidades turbo-generadoras y una
capacidad de 10 millones de kilovatios, convirtiéndose entonces en la central
hidroeléctrica más grande del mundo.
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