22 de junio de 1622. . En Argel y secuestrado murió don Fernando de Berrío, siendo Gobernador por segunda vez de la Provincia de Guayana. Para ejercer la gobernación fue designado el capitán general Luis de Monsalve, a quien le tocó hacer frente al segundo ataque corsario de que fue objeto la ciudad.
Fernando de Berrío, muy joven, sucedió a su padre, el fundador de la Capital de Guayana, Antonio de Berrío, pero había perdido le herencia vital de la Gobernación tras un juicio de residencia que le abrió camino a Diego Palomeque de Acuña muerto después en combate contra las fuerzas invasores de sir Walter Raling. El alcalde Juan de Lezama primero y Jerónimo de Grados después, llenaron el vacío del Gobernador Diego Palomeque de Acuña, hasta que Don Fernando de Berrío y Oruñas retornó por su heredad.
Al mando de 44 soldados y tras navegar el Casanare, el Meta y el Orinoco, Fernando de Berrío se hizo presente el 11 de marzo de 1619 en Santo Tomás de Guayana con las credenciales otorgadas por la Audiencia de Santa Fe, justo a los dos años de la muerte de Raleigh.
Su primera tarea fue la de emprender la reconstrucción de la ciudad y con ese fin comisionó al capitán Jerónimo de Grados y Alonso de Monteros para que reclutaran mano de obra indígena en el Esequibo, pero con tan mala suerte que fueron capturados por los ingleses por cuya libertad pretendieron cobrar un rescate traducido en unos cuantos quintales de tabaco en rama, renglón agrícola que se daba muy bien en las Misiones y que se comerciaba a través del puerto de Santo Tomás.
Don Fernando como pudo reconstruyó la ciudad, reactivó la agricultura, el comercio, y abrigó proyectos de expansión y exploración que personalmente quiso plantear ante el Consejo de Indias a objeto de asegurar sostenidos recursos humanos y logísticos. Así que tan pronto se le presentó la ocasión, viajó a España, pero en la fase final del trayecto el barco que abordó fue atacado por Piratas moriscos que lo llevaron a Argel, tal cual como ocurrió en 1575 con Cervantes, autor de Don Quijote de la Mancha. Allí cautivo y añorando a Guayana encontró la muerte.
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