viernes, 7 de junio de 2013

Gobernador Miguel Marmión


7 de Enero de 1785. Tomó posesión como Gobernador y Comandante General de la Provincia de Guayana el ingeniero militar Miguel Marmión, nacido en España en 1736 y fallecido en su mismo país en 1802.  Era gobernador interino de la provincia de Cumaná cuando en diciembre de 1784 el rey dispuso su nombramiento.
            Después de Centurión fue el Gobernador más ilustrado llegado a Guayana y con la experiencia de haber realizado obras de fortificación en Puerto Cabello. Tenía 45 años de edad e inmediatamente puso a prueba su capacidad en función del  desarrollo de la provincia. Levantó un informe que envió al rey el 10 de julio de 1788 en el que se refiere a la región como la llave de las comunicaciónes entre las provincias de Cumaná, Casanare, Nueva Granada y el litoral atlántico utilizando el Orinoco como la vía más expedita; advierte el peligro de la penetración extranjera a orillas del río Esequibo y señala que ella se cumple a través de la implantación de conuqueros; plantea la necesidad de poblar las zonas limítrofes así como de proporcionar a familias españolas pobres 25 a 30 vacas, para lograr una política de asentamiento eficaz. Calcula la población en 24.395 habitantes. Su política de no permitir la fundación de más pueblos de misión, de que la administración de bienes y hatos de éstos no estuviese en manos de religiosos, y de integrar familias españolas a esas comunidades, produjo un serio enfrentamiento con las autoridades de las misiones capuchinas catalanas establecidas en la provincia.

            Marmión gobernó hasta 1790 y en el curso de su mandato se envió por primera vez a Madrid un lote de madera guayanesa para su estudio, se fundó la Misión de Tumeremo; Upata aumentó su producción de tabaco a 600 pacas por año; se levantó un censo pecuario que situó la ganadería en 220 mil cabezas; se adelantó la construcción de la Cárcel Real próxima al Fuerte San Gabriel cuyos muros arruinaban las embestidas del Orinoco; se propuso la construcción de una Casa Fuerte a orillas del río Corumo, elaboró proyectos para fomentar el cultivo del cacao, el algodón y el añil y resolvió el problema de la falta de ejidos de la ciudad capital. 

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