19 de junio de 1901. Se registró la muerte de don Antonio Liccioni y el Gobierno decretó duelo regional con las oficinas públicas cerradas durante dos días. Don Antonio Liccioni, vertiente mayor de la sangre corsa en Guayana se radicó definitivamente en ella en 1865 y demostró su vitalidad y empuje como ganadero y fundador del gran pueblo aurífero de El Callao.
Don Antonio Liccioni nació en el pueblo de Pino, Mar Tirreno, en 1817. Ya Córcega era francesa. La había vendido Génova, Virreinato de Inglaterra.
Liccioni llegó a la América por Colombia, donde se casó con Natalia Beltrán. Fomentó un hato en Casanare y llegó a ser Prefecto de la provincia.
Entre 1865 y 1870 llegó a Guayana con todo su ganado, invitado por Juan Bautista Dalla Costa, quien lo ganó para reorganizar y presidir la Compañía Minera de El Callao, donde realizó una labor empresarial trascendente.
La Compañía Minera de El Callao llegó a producir hasta 8 toneladas de oro al año y le imprimió gran dinamismo a la actividad mercantil bolivarense, sostenida hasta entonces por la ganadería y explotación de subproductos de la selva como el caucho, la sarrapia, balatá y las cortezas amargas de árboles medicinales.
Pero Liccioni no vino expresamente en busca de El Dorado sino como hombre de hacienda que quería poner en práctica su experiencia acumulada en el fomento ganadero de Casanare, pero por fortuna se encontró con el filón de El Callao que le permitió sin tener que dejar la ganadería, incursionar en el área minera como no antes ni después lo habían hecho otros sectores ligados a la explotación aurífera.
De la unión de Antonio Liccioni con Natalia Beltrán nacieron siete hijos: Antonio, César, Leopoldo, Julio, José Roberto, Natalia y Margarita Liccioni Beltrán.
Excelente crónica sobre don Antonio Liccioni.
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