8 de noviembre de 1902. Nació en Puerto España (Trinidad), Lucila Palacios, seudónimo de Mercedes Carvajal de Arocha, en el curso de un viaje que hacía su madre encinta deseosa de que su parto ocurriera en Ciudad Bolívar. Pero sucedió que el barco se detuvo en Trinidad porque el Capitán Ramón Cicilio Farreras se había alzado y derrocado al Presidente del Estado Bolívar, General Julio Sarría Hurtado.
El Puerto bolivarense estaba cerrado, de manera que la familia retornó a Ciudad Bolívar después de los 40 días de nacida la niña. Su vida transcurrió en el inmueble que es hoy sede de la Biblioteca Rómulo Gallegos y desde allí siendo una adolescente, irrumpió a arengar al pueblo en pos de sus derechos conculcados el día en que falleció el dictador Juan Vicente Gómez. Pero su vida de esposa e intelectual transcurrió en Caracas, por lo benigno del clima y porque aquel medio favorecía su oficio de narradora. Allí al pie del Ávila escribió la mayoría de sus treinta obras clasificadas entre novelas, cuentos, dramas y ensayos.
Los buzos (obra premiada en Cuba, 1939) tres palabras y una mujer (premiada en el concurso de la Asociación Cultural Interamericana, 1943) El Corcel de las Crines albas (premio Arístides Rojas); Cubil, El día de Caín (accesit premio nacional de literatura, 1960), tiempos de siega, Orquídeas azules, signo en el tiempo, La piedra en el vacío, Reducto de Soledad, Cristal de aumento, Cinco cuentos del Sur, Ayer violento, Poemas de la noche y el silencio, Espejo Rodante, son sus obras más conocidas.
De ella, la de mayor resonancia, fue “El Corcel de las crines albas”, la cual expresa el drama social del contrabandista margariteño. Pero ella solía decir en sus tertulias que personalmente prefería su libro “Tiempos de siega”, tal vez porque lo trabajó intensamente. Un tema fundamentalmente sociológico que apunta hacia el transito de una mujer que era todo amor, desprendimientos y entrega total, a la situación de amargada y avara. “Tiempos de siega” se ambienta en Ciudad Bolívar al igual que “Orquídeas azules”. Esta última se recrea a una leyenda guayanesa que cuenta la forma como un pájaro moriche se resistía a dejar la selva por estar enamorado de una flor. Es una obra teatral montada en Caracas con música de Maria Luisa Escobar.
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