martes, 21 de agosto de 2012

Bolívar pide libertad de Bonpland

22 de octubre de 1823. Bolívar  envía una carta al gobernante del Paraguay, Gaspar Rodríguez Francia, intercediendo por la suerte de su amigo Amadeo Bonpland, quien se halla detenido por el dictador a causa de haber introducido innovaciones en el cultivo de la yerba mate, el cual consideraba perjudicial para el comercio de s país.
Apresado en diciembre de 1821 y conducido a Itapúa, Bolívar, a solicitud de su esposa, trata de interceder por su libertad, pero no lo consigue y Bonpland quedó en cautiverio durante diez años.
Bonpland, junto con Alejandro de Humboldt, había estado durante el mes de julio de 1800 en Angostura tras una expedición científica por todo el curso del Orinoco y Río Negro y ambos científicos habían conocido a Bolívar en Paris y acostumbraban cartearse.  Enterado el Libertador de la suerte de Bonpland escribe a su esposa:  Hace muchos años tuve la satisfacción de ligar mis sentimientos a los del célebre y virtuoso Bonpland, ahora digno esposo de Vd.  He sabido con sumo dolor, que este caballero se halla prisionero en el Paraguay con la inocencia que caracteriza a los mártires.  En consecuencia, me tomo la libertad de dirigir a usted tres cartas para el señor Francia, con el laudable fin de rogarle por la libertad de mi estimado amigo Bonpland; las que suplico a usted se sirva dirigirlas por diferentes vías al Paraguay…”
La carta de Bolívar a Rodríguez Francia decía entre otras expresiones: “Yo me encuentro ahora con el sentimiento de saber que mi adorado amigo, el señor Bonpland, está retenido en el Paraguay por causas que ignoro.  Sospecho que algunos falsos rumores hayan podido calumniar a este virtuoso sabio  y que el gobierno que V. E. preside se haya dejado sorprender con respecto a este caballero.  Dos circunstancias me impelen a rogar a V. E  encarecidamente la libertad del señor Bonpland.  La primera es que yo soy la causa de su venida a América, porque yo fui quien le invité a trasladarse a Colombia y ya decidido a ejecutar su viaje, las circunstancias de la guerra lo dirigieron imperiosamente hacia Buenos Aires; la segunda es que este sabio puede ilustrar mi patria con sus luces, luego que V. E tenga la bondad de dejarle venir a Colombia, cuyo gobierno presido por la voluntad del pueblo”.


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