viernes, 20 de septiembre de 2013

Muerte del Vicario Capitular





20 de septiembre de 1822. Falleció en la ciudad de Angostura,  Domingo Remigio Pérez Hurtado, a la edad de 58 años. Seis meses después de la desaparición del Correo del Orinoco.
            Para sucederlo, el Gobernador del Arzobispado de Caracas, Dr. Manuel Vicente Maya, designó al Pbro. Maestro Martín de Coba, quien residía en Cumaná, desde donde gobernó hasta marzo de 1830 que Monseñor Mariano de Talavera y Garcés, Obispo de Trícala, tomó posesión de la Diócesis de Guayana en calidad de Administrador Apostólico.
            Merece destacarse la labor de este insigne presbítero, doctor en Derecho Canónico y Abogado de la Real Audiencia, nacido en El Tocuyo, Estado Lara, el primero de octubre de 1764.
            Pérez Hurtado comienza a figurar en la Diócesis de Guayana a fines de 1799, cuando el canónigo José Antonio García Mohedano es designado Obispo titular y lo nombra su Provisor mientras recibía las bulas, necesarias para su consagración. De manera que el cargo de Provisor lo ejerce hasta 1801 que es cuando Monseñor García Mohedano toma posesión, pero continúa como Vicario General hasta la muerte del Obispo ocurrida el 17 de octubre de 1804. Entonces vuelve a ser Provisor durante la vacante producida por la muerte del anciano prelado.
            En 1809 el canónigo José Ventura Cabello es preconizado Obispo de la Diócesis y el Dr. Pérez Hurtado pasa a ser su asesor y abogado consultor hasta 1817 que la provincia de Guayana cae definitivamente en manos de los republicanos.
            Después de la muerte del obispo José Ventura Cabello ocurrida en circunstancias dramáticas el 21 de agosto de 1817, en la Isla Guacamaya, los canónigos Felipe de Ávila y Pérez Hurtado, quienes acompañaban al prelado, son rescatados por los patriotas y devueltos al seno de la Iglesia en Angostura, donde el Libertador los insta a reunirse y ponerse de acuerdo en torno a una máxima autoridad eclesiástica para que la Diócesis no permanezca acéfala. Entonces es designado Provisor Vicario Capitular y Gobernador de la Diócesis, responsabilidad que ejerció al lado de la República hasta el día de su muerte. Domingo Remigio Pérez Hurtado fue el Confesor de Piar antes de ser ejecutado (AF)

            

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