12 de diciembre de 1764.
El Gobernador Joaquín Moreno de Mendoza retorna después de seis meses de
ausencia, a la Angostura del Orinoco para poner orden en el poblado y proseguir
su obra de refundación de la Capital de la Provincia de Guayana, perturbada
tanto por intrigas internas como por los invasores de fuera.
Después
de la bendición del Fuerte San Gabriel el 22 de mayo de 1764, fecha ésta que se
tiene como la fundación, el gobernador Moreno de Mendoza que debía partir de
inmediato a Caracas en calidad de Juez residente del gobernador Felipe Ramírez
de Eslenor sustituido por el capitán José Solano y Bote, permaneció tres días
más para resolver sobre la cuestión de un documento de fecha 23 que le fue
entregado a nombre de la tropa por el
oficial superior de artillería Vicente de Lara y los sargentos Miguel Cornelio
y Antonio Hernández. En el mismo planteaban su negativa a reconocer por
comandante general del Orinoco al jefe de escuadra José de Iturriaga, quien
tenía su Cuartel General en Ciudad Real (Las Bonitas), suplicando a la vez
licencia para otra plaza de los dominios del Rey, antes de quedar a las órdenes
del jefe de escuadra “por tener experimentado la mayor parte de
nosotros, y universalmente toda la provincia y la de Caracas de todas las
gentes el más tirano e inhumano gobierno en su mandar que se pueda considerar”.
Aplacado
los ánimos, Moreno de Mendoza pudo viajar a Caracas a cumplir su misión de Juez
de residencia durante seis meses, tiempo que aprovechó el comandante Iturriaga
para cometer toda clase de tropelías, según constató el propio Gobernador al
volver a poner pie en Angostura del Orinoco el 12 de diciembre de ese año 1764.
Allí
permaneció como Gobernador hasta diciembre de 1766 cuando le fue aceptada su
reiterada renuncia a causa de sus diferencias con el comandante Iturriaga,
quien murió en Margarita un mes después (28 de enero de1767) de tránsito hacia
Caracas. Moreno de Mendoza, elevado al grado de coronel, debía pasar entonces a
la comandancia de Armas de Puerto Cabello, a donde nunca llegó porque parecía
predestinado a eternizarse en la orilla de una playa como la de Málaga.
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