jueves, 11 de agosto de 2022

SOLEDAD: PATRIA CHICA DE TERESA CORASPE MIEMBRO DE LA ACADEMIA DE LA LENGUA

Nacida en Soledad, Estado Anzoátegui, Venezuela, Teresa Coraspe, miembro Correspondiente de la Academia de la Lengua y ex Presidente de la AEV, ha publicado Las fieras se dan golpes de pecho (1975), Vuelvo con mis huesos (1978), Vértice del círculo (1987), Este silencio siempre (1991) obra que recibió primera mención en el Concurso de Poesía "José Ramón del Valle Laveraux" y Tanta nada para tanto infierno (1994). El eminente poeta dominicano José Alejandro Peña ha escrito sobre la poesía de Teresa Coraspe: “Vitalísima poesía la suya, hecha con la pureza de todos los elementos que la componen. Su fuerte radica en la concentración de imágenes sueltas, pero hermanadas en la discreción de un sentido que se percibe distante, oculto en el revés del signo y que es revelado por el signo.”(SSD Virtual Servers) Por su parte, el crítico Juan Guerrero afirma que la poesía de Teresa Coraspe es un canto a la libertad del ser humano, a su intimidad y esencialidad por sobre todas las cosas. Poeta de la palabra esencial, esplendorosa y luminosa, parte de sus libros están dedicados a la trascendencia de la vida cotidiana. Es precisamente en ello donde Coraspe encuentra la razón de ser de su poesía. Se refugia detrás de la gran puerta de la casa habitada por hablas. Ese ancestral útero con ventanas cerradas y grandes candados que encierran los símbolos sagrados de la heredad. Desde sus primeros libros, Las fieras se dan golpes de pecho (1975), Vuelvo con mis huesos (1978), Vértice del círculo (1987), Este silencio siempre (1991), Tanta nada para tanto infierno (1994) y La casa sin puertas (2004), Teresa Coraspe va construyendo un universo personalísimo, con referentes como el Orinoco, su acuosidad de resplandores que enceguecen mientras la soledad, el agotamiento de los días interminablemente iguales, pasan y dibujan la historia de siempre. De seres que nos colman y se van, regresan a la nostalgia de la memoria. Esa no pertenencia, ese saberse de ninguna parte, hace presente el desarraigo y la tristeza de las despedidas. Agonizar de amar la vida, su belleza y plenitud. Porque la poesía de Teresa Coraspe es un canto a la libertad del ser humano, a su intimidad y esencialidad por sobre todas las cosas”.

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