24 de septiembre de 1817. El
Libertador vuelve a dirigirse al General Manuel Cedeño, quien se halla en Maturín para
auxiliar al General Andrés Rojas, que afronta un movimiento sedicioso y, entre
otras diligencias, le recomienda la de perseguir a Piar por todas partes “hasta
aprehenderlo junto con los demás caudillos y secuaces de su facción. Mientras
aquel y sus partidarios subsisten en ese territorio no habrá tranquilidad en
él; las circunstancias son tan preciosas para aprehenderlo que parece infalible
su captura”.
Lo
de las circunstancias preciosas alude a la pérdida de Guiria que estaba
controlada por Mariño y a donde se supone se dirigía Piar para formar un frente
contradictorio. Mariño se refugió en Chacachacare con su oficialidad y lo que
quedó de sus tropas se dispersó por el monte. Por eso Bolívar cuando se dirige
al General Andrés Rojas, le dice en párrafo final “La pérdida de Guiria y la
situación extremadamente terrible a que debe estar reducido (Piar), debe hacer
inevitable su captura. Deben aportar a esta ciudad u otros puntos de ese
Departamento (Maturín), mucho de los facciosos de Guiria, como el Comandante de
la guardia del General Mariño, Benn, Fouchet y otros. Todos deben ser presos y
remitidos aquí con la mayor seguridad”.
Según
información del general Andrés Rojas, Piar seducía a las tropas acusando al
libertador de procedimientos tiránicos y de haberse alzado con el ejército
después del triunfo de San Félix y de aprovecharse de sus trabajos y de su
victoria en Guayana para gloria propia y menoscabo de la suya. A esto respondió
el Libertador en carta del 29 manifestando que “la nueva invención a que Piar se
ha acogido es tan ridícula como despreciable. A nadie puede alucinar con ella.
La liberalidad de mis principios es más conocida que mi nombre. Mis sacrificios
no han tenido ni tendrán otro objeto que la libertad y la independencia de
Venezuela. Las tramas y el genio revoltoso de Piar, en estas circunstancias en
que aún no estamos perfectamente tranquilos, son muy temibles. Los individuos
todos de la República deben empeñarse en su aprehensión.
Cuando
el Libertador enviaba esta carta, ya Piar había sido detenido dos días antes
(el 27) en Aragua de Barcelona. Piar a la cabeza de cien fusileros quiso
resistir la orden del General Cedeño, pero el Teniente coronel Francisco
Carmona que mandaba el destacamento, se adhirió al Gobierno y Piar quedó
abandonado.
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